Tengo una chaqueta
me viene pequeña.
Y unos zapatones
de talla noventa.
La cabeza de un bombero,
el flequillo de Ramiro,
el cerebro de un tendero
sujeto con dos tornillos.
La pilila de un churero,
las manos de un albañil,
el corazón de un chiquillo
metido en un tamboril.
Corre por mis venas,
por todos mis huesos,
la tinta exprimida
de un libro de versos.
Yo quería ser señor
con pedacitos de otros.
Las chicas huyen de mí
me dicen zarrapastroso.
¡Buah!
¡Voy a quedarme soltero!
Recordad meter vuestra respuesta en el buzón de Rufina.
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